14.12.06

Ter a historia na casa

Pasoume cando lle adicaron o Día das Letras Galegas en 1999 a Roberto Blanco Torres, irmán de meu avó: esa sensación de «desprendemento» ao proxectar na esfera do público a figura de quen é patrimonio de todos, despois de tela acubillado por anos, entre 1936 e 1999, —moitos deles non vividos por min— no ámbito máis estritamente familiar. Tío Roberto pasou, así, a ser Roberto Blanco Torres, o cidadán Roberto Blanco Torres, símbolo e paradigma, memoria e historia.
O outro día, lendo a Historia da Guerra Civil de Juan Eslava Galán, da que xa teño comentado algo nestas páxinas, reparei especialmente nun treito que de contado me lembrou unha foto do fondo fotográfico da Guerra Civil de meu pai, do que tamén teño contado xa neste local. A lectura foi estímulo abondo para ir buscar a foto. O breve espazo físico que me separaba do álbum onde sei que esta tiña que estar antollóuseme un reflexo paradoxal do enorme lapso temporal (69 anos) que separaba ese instante do instante en que meu pai fixo a foto. Sentín un pouco de vertixe. E pensei: ostia, teño a historia na casa. O fragmento devandito di:

Serrano Suñer, el diputado derechista [pola CEDA en 1933] emerge ahora en Salamanca, a la sombra de su cuñado, que ha dejado de ser Franquito para convertirse en el Generalísimo.
También han ocurrido cambios en la vida de Serrano. Los rojos han asesinado a sus dos hermanos y a él lo internaron en la cárcel Modelo. Logró que lo enviaran a un hospital, de don­de se evadió [en febreiro de 1937] vestido de mujer, con tacones y peluca. Después se embarcó para Francia y desde allí ha regresado a la España nacional. Carmen Polo, la esposa del Caudillo, recibe con los brazos abiertos a su hermana Zita y a su cuñado y los instala en el mismo palacio episcopal donde ella reside.
Serrano no olvida a sus dos hermanos asesinados por los rojos. «La terrible soledad y el choque emocional que me pro­dujo el asesinato de mis hermanos me dejaba incapacitado para las ambiciones y alegrías normales de la existencia. Esto, que venía a decidir mucho más profundamente mi entrega, la entera dedicación de mi salud y de mi vida presente y futu­ra a la causa por la que ellos habían muerto, venía también a mutilar en mí casi todas las posibilidades de interés per­sonal.»
Serrano no ha cumplido todavía los treinta y cinco años. Dionisio Ridruejo lo recuerda «dramáticamente envejecido, con un sempiterno terno negro que acentuaba su delgadez, su cabello blanco y la palidez de su rostro».
El día de su llegada a Salamanca, Serrano se encuentra en la escalera del palacio episcopal con el cardenal primado Isidro Gomá, gordo, colorado y vestido de seda. El prelado que más bendice y justifica a los nacionales abraza al cuñado del Gene­ralísimo.
-¡Dios ha querido traerlo aquí! -exclama-. La guerra mar­cha bien, querido Serrano, pero no todo ha de ser guerra y sólo guerra. Hay que saber «para qué» se guerrea, y eso es misión de la política.
Serrano Suñer encuentra en Salamanca un «estado campamental», un cuartel mal asentado sobre la España nacional. Franco necesita una administración y un gobierno menos pro­visionales y su cuñado se dedica a proporcionarle sus amplios conocimientos jurídicos, su inteligencia y su capacidad de tra­bajo. Se propone «ayudar a establecer efectivamente la jefatu­ra política de Franco, salvar y realizar el pensamiento político de José Antonio y contribuir a encuadrar el Movimiento Na­cional en un régimen jurídico, esto es, instituir el Estado de Derecho».
Nada menos


Na foto, Ramón Serrano Suñer é o terceiro, mirando cara a abaixo, á esquerda de Franco. Ao fondo, ollando para o obxectivo —significativamente lonxe do seu irmán e con expresión incómoda— Ramón Franco, que pasou de masón e dinamitero anarquista a xefe da base áerea nacional de Baleares.
A foto é un xantar de campaña. Foi tomada no alto de Butrón, Fronte de Asturias, en outubro de 1937.
Nota: pode Vde. agrandar a foto e vela con detalle facendo clic sobre ela.

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