14.1.08

Máis sobre o libro (e deixámolo durante un tempo...)

Ao lado da queima de libros subversivos, dexenerados, pouco patrióticos e xudeus, os nazis adoraban os libros, sempre que servisen aos seus fins. Tal e como conta Richard L. Evans nunha extraordinaria historia do III Reich, na Semana do Libro Alemán de 1935, o vicepresidente da Cámara de Literatura del Reich, falando baixo unha enorme bandeira coa lenda O libro: a arma do espírito, declarou: Os libros son armas, armas que pertencen ás mans dos combatentes. Ser un combatente de Alemaña é ser un nacionalsocialista.
E é que poucos inventos teñen inspirado tal amor e, ao tempo, tal desconfianza ao poder de todo tempo. Dende o momento mesmo do seu nacemento niguén foi indiferente á incalculable capacidade comunicativa do libro impreso fronte ás tradicionais formas manuscritas de transmisión do coñecemento. Do definitivo estímulo que a impresión das primeiras gramáticas das linguas románicas vernáculas supuxo para estas en tanto que dignos vehículos da expresión cultural, ata a inusitadamente rápida extensión da herexía reformista —que explica o seu rotundo éxito—, todo o universo contemporáneo foi socavado pola penetración daquela ars artificialiter scribendi, as potencialidades da cal residían nunha demoníaca función, descoñecida ata o momento: a posibilidade de producir moitos exemplares en moi pouco tempo. É certo que ninguén, perante a definitiva socialización da cultura e a información que o artefacto propiciaba xa para sempre, chorou a desaparición dos códices, sublimes depositarios e nobilísimos transmisores da cultura clásica, que, a fin de contas, representaban formas de cultura exclusivas, elitistas e xerarquizantes. En efecto —tal e como apuntan especialistas de gran talla— toda innovación tecnolóxica está condenada á convivencia coa tecnoloxía antiga por un período máis ou menos longo. Pero, ao cabo, a nova técnica, se tal merece, rematará por se impoñer. Así, os códices desapareceron nos primeiros anos do século XVI, ao igual que catrocentos anos máis tarde as plumas e os tinteiros escolares cederon paso aos bolígrafos, incriblemente limpos e duradoiros.
Será este o camiño que vai dirimir o futuro do libro e a lectura? Rematarán Kindles, Iliads e Papyres por aniquilar cincocentos anos de libro impreso e, de tal xeito, unha forma concreta de interactuar cos soportes do coñecemento? Penso, intimamente, que non, Porque, a diferenza do libro impreso fronte ao códice manuscrito ou o boli fronte á pluma e o tinteiro, ¿qué de novo, de auténticamente novo e revolucionario, ofrecen os trebellos electrónicos fronte ao libro? Penso que son artiluxios perversos, e isto no senso absolutamente etimolóxico de desviados ou invertidos na súa eventual funcionalidade. Cando Gensfleisch imprimiu a súa Biblia estaba —como último elo dunha afortunada cadea de miles de anos— poñendo a tecnoloxía ao servizo do obxecto. O que fan Kindle, iLiad e Papyre é poñer o obxecto ao servizo da tecnoloxía.

6 comentarios:

Marco Piña dijo...

No me seas inmovilista Juan.Luego desde casa te detallare razones a favor.

post desde mi movil Nokia.

Aunque quizas nunca hubiesemos pensado abandonar el telefono fijo de mesa.

juan l. blanco valdés dijo...

Marco querido:

Me conoces y sabes que, ya profesional, ya vitalmente, pocas personas habrá menos innmovilistas. Pero, a la hora de la funcionalidad de las mudanzas tecnológicas, pregúntate si no estamos en una fase de desarrollo de tal calibre, que, en alas de las posibilidades ilimitadas de la tecnología, nos olvidamos de preguntarnos por la necesidad de las cosas, primando el hecho simple (y, desde algún punto de vista, devastador)de que es posible tecnológicamente. Vale, es posible tecnológicamente almacenar 80.000 libros en las tripas de silicio de un cacharro. ¿Y qué? ¿En que hemos mejorado? ¿En qué se ha enriquecido el libro? ¿Hay alguien tan ingenuo como para creer que en esa posibilidad está el fin de la edición como negocio? Cuéntaselo a Ken Follet, Random House y sus 525.000 ejemplares de Un mundo sin fin, o a J K Rowling y la última entrega de Potter.
En cualquier caso, ni en cuatro vidas de leer tendrías tiempo de leer ni cuarenta mil libros. Insisto una vez más: claro que lo que importa es que la gente lea, y no el soporte sobre el que lo haga. Pero la influencia de un soporte que lo único que ofrece de nuevo, de auténticamente nuevo, es hipertrofia y efemeridad puede ser muy negativa.
Creo que es sabio mantenerse a medio gas entre Gutenberg y Amazon: no ser inmovilista ni impermeable a cambios inevitables ni tampoco tragarse toda píldora tecnológica porque sea la ostia de supermoderna y de lo last.
Saludos cordiales (y espero tu retruque). Un abrazo para todos.

Marco Piña dijo...

Bueno, pues ya estoy aquí. Antes te envíe el post desde la sufrida sala de espera de la Seguridad Social...hoy nada menos que 1 hora y 15 minutos de retraso...!!!vaya tela!!!!. Pero bueno eso sería tema de otro foro o post.

Al grano, entiendo tu postura pero quiero ponerte mi caso, y entiendo que también debe ser el de otros. Y ojo, desde una perspectiva que todo avance tecnológico se ha de medir por su utilidad e impacto en colectivos de uso.

Soy una persona eminentemente móvil, no tanto por diversión o disfrute, sino por hábito laboral. Cualquier dispositivo que facilita acceder a información en tiempo real me es realmente útil.

Por otro lado me encanta la lectura, no en concepto de cantidad sino de calidad. Con lo cual me da lo mismo 20,40 o 200 GB de almacenamiento.

Aunque también te soy sincero no alcanzo aun a dirimir si Ken Follet es o no un gran escritor pero a mi al menos me gustan sus libros. Midiéndolo desde luego desde el punto de vista de entretenimiento. En el punto de vista de calidad literaria no puedo entrar en valoración ya que carezco de la formación adecuada y ahí amigo Juan vuestro conocimiento me supera con creces. Aunque cuando se vende el volumen que él vende, algo tiene el río cuando suena…….Pero volvamos al tema que me desvío, ojo otro tema de post....

Considero que el futuro de la lectura se basará en soportes tecnológicos y es más entiendo que el ámbito educativo de nuestros hijos también debería ir en dicho sentido. No entiendo que tengamos que pagar por libros de textos, material escolar, etc... cuando toda su formación y acceso a contenidos se podría realizar a través de sistemas informáticos. Aparte de que el canal de comunicación y seguimiento de profesor-padre-alumno debería ser en ese entorno multimedia y electrónico, y en tiempo real. Otro beneficio sería además conseguir una generación habituada al uso de nuevas tecnologías, del mismo modo con el circulo de padres y profesorado, ¿salto cualitativo en brecha digital? .En Extremadura creo están haciendo este tema realmente bien. Pero nuevamente me desvío....ya te he dejado hoy tres temas de nuevos post.

Volviendo al soporte electrónico de lectura, considero ideal su uso como acceso inmediato a otras fuentes de consulta sobre personajes, hechos, etc... que se puedan estar desarrollando en la historia. Poder acceder en un momento dado a conocer la biografía de Lister, los datos de la batalla de Waterloo, la sociedad en la cual vivió Cicerón, etc... enriquece enormemente el disfrute de un libro. Y para mí que no puedo ir cargado de todos los libros de consulta, ni tampoco tengo tiempo para acceso a Bibliotecas u otros libros de consulta, su uso me facilita enormemente la lectura y su disfrute.

Lo cual no quiere decir que el tacto, olor, y atractivo del uso de un libro que además haya podido ser leído por tus padres, abuelos o antepasados no aporte “una erótica” que por supuesto no me lo aporta el soporte electrónico. Y hablando de “erótica” pues que vamos a contar………….

Pero al final mi decisión es inevitable……….por mi loas al soporte electrónico por acceso universal a información adicional, facilidad de uso móvil, facilidad multidispositivo, facilidad para anotaciones y la posibilidad de compartir de forma directa y dinámica opiniones con otros usuarios incluso al otro lado del mundo que enriquecen los puntos de vista en una obra…….

Aunque no me quiten mis momentos de “erótica” abriendo el Señor de los Anillos que me regalo mi padre con 12 años, las novelas de Dumas heredadas de mi abuelo o Naná de Zola que me descubrió la sensualidad y el erotismo…..como ves siempre en nuestras vidas hay un “Ying” y un “Yang” y nunca la verdad absoluta…..

Un fuerte abrazo Maestro.

Anónimo dijo...

Por partes:

1.- Interesante entradilla al artículo. A veces me pregunto que extraña fascinación sienten los dictadores que todos gustan destruir libros con ideas ajenas, sólo para implantar las propias....

2.- Sobre el libro y estos cacharritos de moda: en realidad, no es el primer intento de adaptar la lectura a la informática. Creo que el primero fue los cd-rom; aún recuerdo el libro de Anaya "cd-rom: El nuevo papiro".Y el invento del "hipertexto", esa maraña de enlaces, que si bien se ha mostrado eficaz para navegar por internet no permite una lectura reposada ni de estudio, como la que aporta un libro. No creo que sea casualidad que ahora que llegan estos cacharros, puedan triunfar, si es que lo consiguen, entre otras cosas, porque preservan la estructura lineal de un libro en papel. De hecho lo fascinante de ellos es poder leer un libro en pdf o en doc, exactamente igual que si fuera en papel( En cuanto a su estructura, me refiero). No están tan alejados del libro de papel, creo.

3.- Creo que son una herramienta más. La clave no creo que sea la cantidad de libros. Igual que tampoco creo necesario que incorporen mp3 como en el caso del papyre. No deberían ser una máquina multimedia. Si pretenden conseguir crear nuevos lectores, habŕan de ser una máquina para leer, no otras cosas. Supongo que habrá gente que le gusten por el "como mola tener tropecientos mil libros". Pero igual, esperemos que entre algunos cale, y cale hondo el hábito de leer. Creo que vale la pena.

Saludos de un tecnófilo.

juan l. blanco valdés dijo...

Marco, Jincho:
De nuevo muy agradecido a vuestro tiempo y atinados comentarios y apostillas; ah! y disculpas por no haber retrucado antes, pero ya sabéis que, tal como vivimos, el tiempo es un bien escaso.
Creo, Marco, que en tu post das en el clavo, y yo he comentado muchas veces la gran probabilidad futura de esa tendencia: el soporte digital va a ir creciendo e imponiéndose cada vez más inconteniblemente en lo que hace a la lectura de documentación y referencia. Sólo un ejemplo: ya no es que MS Encarta supusiera en su momento la ruina, por ejemplo, de la Enciclopedia Larousse (como soporte impreso): es que Google y Wiki han supuesto la ruina de MS Encarta. ¿Cuándo hemos consultado cualquiera de nosotros por última vez una enciploedia impresa? ¿Qué es lo que hacemos cuando nuestro hijo nos pide información sobre Kenia o cuál es el himno de Portugal? No necesito contestar.
Sea como fuera, estudios muy sesudos desde hace ya años vienen denunciando diferencias notables en la fijación y permanencia de los contenidos adquiridos por estudiantes de primaria y secundaria según el soporte sea impreso o intangible. Pero esta es otra dirección y puede quedar para otro día.
A lo que voy -y ahí está el quid de la tendencia que menciono- es que no veo muchas posibilidades de que ningún artefacto vaya a substituír al libro impreso como soporte de lectura de ocio gran baza, por lo demás, de la edición mundial), porque, frente a tus venerables ediciones de Nana o las novelas de Dumas -de tan grato recuerdo- el nuevo artefacto no ofrece NADA, es sólo un substituto (papel digital, tinta digital) de algo que cumple exactamente la misma función (y que, recordémoslo, nació perfecto: la rueda del bólido de Lewis Hamilton es le mera evolución tecnológica de un objeto que en un carro asirio se sustentaba en idénticos principios). Como dice Jincho, es una herramienta más.
Perdón por el rollo. Muchas gracias y un saludo.
Ah! Y si te ha gustado Follet, Marco, ¿quién soy yo para ir de puto intelectualillo y desautorizar los gustos de nadie?

Anónimo dijo...

Tranquilo Juan bajo ningun concepto te considero puto intelectualillo.

Seguro que hay cientos de mejores escritores que Follet al igual que existen cientos de directores de cine mejores que Spielberg.

Pero debemos diferenciar entre obras y autores de culto, y otros si quieres decirlo para el vulgo, sin aspecto despectivo, entre otras cosas por que soy parte del mismo.

Que quieres que te diga, y se que eres admirador, pero si un viernes le alquilo a mi mujer una pelicula de Bergman, te aseguro que no me dura 20 minutos y yo creo que 21.... aunque eso no quite que se le considere uno de los maestros del cine.

Un fuerte abrazo