9.6.06

Lo que las piedras enseñan















Más alla de donde el ojo alcanza,
tal vez en la profundidad de los eclipses
o en su ceguera o tal vez la osadía
de mirar de cara al sol,
lejos del riesgo de amar demasiado
o de ver cómo se arman
de ardides los deseos de mi espíritu
secreto, oculto tras las lindes
del yermo que atravieso,
de mi vida, que vengo atravesando a tientas,
más allá de donde el ojo alcanza, el yermo,
tal vez, podría asegurarlo,
en la profundidad de los eclipses
o en su ceguera se aproxima.

Y así, como tan ciegamente
lejos del riesgo de amar demasiado,
he amado la vida,
en lo gris del más hondo sentimiento,
para no ser y rebelarse
contra el más audaz de los azules,
de la luz y su serenidad,
de su limpieza,
así fue niño el sol, joven la luna,
y honrados parientes los planetas.

En todo lo gris de los mares que me alejan
de mi hogar o de todos los que tuve,
más allá de donde el ojo alcanza,
cercano al horizonte de algo nuevo,
laten ocultamente los fragmentos
del trovador frustrado, los despojos
de la isla del tesoro.
Otra vez jugaremos
a perdernos en las sombras
del jardín umbrío, aquellas tardes
viejas ya, como todo lo mío,
más allá de donde el ojo alcanza,
muy lejos de la habitación del alma,
allende las posadas del espíritu,
tras las lindes del yermo que atravieso
y sin cesar se perpetúa.

1 comentario:

  1. Anónimo4:48 a. m.

    Lo que del más Allá cuenta el Aire

    azules millones
    ansiar el mar
    almendra humana hace
    rojos mezclarse
    con rosas que se esconden
    en los fondos de las grutas
    las que prefieren florecer.

    Brilla el aterco
    iris y fluye
    hacía los que saben de su ser
    al cerrarlos,
    los ojos que ponen los fines más graves. Como angeles son ellos
    y son tigres, son lobos,
    muerden a veces
    pero juegan también.

    Ansiadores mundiales
    si se atreven lactar
    la madre que lacta sus ninos
    a quien quiera
    invita Fortuna
    a bailar la fiesta del amar demasiado
    ofreciendo a las almas la suerte
    sin cesar
    si solo abrieran sus puertas más íntimas en las que
    trovamos la almendra,
    más suave y dulce
    que se trova en el
    mundo.

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